martes, 19 de abril de 2011

Restos y desechos: lo que nadie quiere se lo quedará el turista


Billetes de metro, de autobús, entradas de museo, posavasos de bares relativamente míticos, servilletas de papel, tarjetas y más tarjetas, flyers, cajas de cerillas, paquetes de tabaco vacíos, el papel de las botellas de cerveza, hojas secas, bolsas de plástico de tiendas, bolsas de plástico del hotel, jabones del hotel, posters de conciertos a los que no necesariamente hemos ido pero que estaban pegados en una pared de la calle, tickets de cenas románticas, sobres de toallitas para las manos sin abrir, periódicos en un idioma que desconocemos, tickets de cenas amistosas. Cualquier superficie en la que haya alguna alusión al lugar al que hemos viajado.

En las ciudades turísticas no preocupa la generación de residuos porque saben que el turista se los llevará. En los grandes museos hay trípticos de las exposiciones, del plano del edificio, del club de amigos del museo, de tarjetas de descuento, de pases para ver tres museos en un solo día, de las convocatorias y premios de turno... En los hoteles hay trípticos de pueblos cercanos, de museos de cera, de tiendas de souvenirs, de espectáculos típicos... En los bares hay mapas gratuitos de cada barrio, flyers de fiestas que tendrán lugar dentro de semanas… El turismo, entre otras cosas, es un gran generador de residuos. El turista los coge todos. Básicamente porque son gratuitos. Volver de un viaje es abrir una maleta llena de ropa sucia y papeles. Pero lo peor de este souvenir en particular es que en pocas ocasiones nos evocará un momento especial; sólo participa de la creación y acumulación indiscriminada de basura que algún día nos aplastará. Al menos, esta basura se la llevan a otra parte.

La foto que podéis ver arriba es una instalación que la artista Blanca Aranda realizó en Valencia. Los muebles de la imagen estaban hechos con plásticos que antes flotaban en el mar: basura, basura, basura. El error de pensar que el turista se llevará la tuya está en olvidar los kilos que te dejará de recuerdo. Bueno, el caso es que conocí a Blanca Aranda en un encuentro con estudiantes de postgrado de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid y me gustó lo que hacía, que era fundamentalmente recoger cosas que se encontraba y reutilizarlas. El arte termina siendo siempre quien recoge la basura de una sociedad, en todos los sentidos. Su blog es www.blancaranda.blogspot.com

En cierto modo, creo que todo souvenir es de alguna manera un residuo. No dejan de ser los restos de un viaje, el envoltorio de algo que ya se terminó, un espectáculo que tuvo lugar hace semanas.

Sigo esperando vuestros recuerdos en mi mail: olvidarunsouvenir@gmail.com

Inés Plasencia Camps

1 comentario:

  1. No había caído porque yo turisteo poco y cuando lo hago no cogo nada (que luego hay que cargar con ello) y voy sin fotos. Pero tienes toda la razón con lo de la basura. Nos gusta tanto poseer que la basura nos vale también.

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